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¿Cómo ayudar a los niños con hiperactividad y qué debemos saber acerca de este trastorno?

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Distinguir a un niño inquieto e impulsivo de otro que realmente padece este trastorno no siempre resulta fácil, y existen síntomas de hiperactividad diferentes dependiendo de si el menor únicamente tiene un déficit de atención, o si también es hiperactivo.

Un niño hiperactivo se mantiene en constante movimiento durante todo el día, aunque no tenga un propósito determinado. Es el típico niño que va de un lado a otro sin prestarle demasiada atención a las actividades que realiza y que se involucra en muchas tareas pero no logra terminar ninguna.

A estos niños les cuesta mantenerse concentrados en una actividad específica por lo que el 40% suele tener un bajo rendimiento escolar, a pesar de que tienen una inteligencia normal o incluso superior a la media. Se trata de pequeños que suelen ser tercos y obstinados, con un nivel de tolerancia a la frustración muy bajo, lo cual provoca que insistan más de lo normal para lograr lo que desean. En algunos casos pueden llegar a exhibir conductas problemáticas y negativistas, no hacen lo que se les pide y les agrada llevar la contraria. 

Signos que develan hiperactividad:

  • Le resulta muy difícil concentrarse en una misma actividad durante un largo período de tiempo. Pasa de una tarea a otra con facilidad, casi siempre dejando inconclusa la actividad anterior.
  • Tiene dificultades para dedicarse a actividades de ocio que no sean activas, como la lectura y la pintura.
  • Se distrae con facilidad frente a estímulos que para otros niños resultan irrelevantes o apenas perceptibles, su capacidad de concentración es muy limitada.
  • Presenta dificultades para cumplir las normas y mantener los hábitos cotidianos, tanto en el hogar como en el colegio.
  • Suele ser muy impulsivo, casi siempre se anticipa a los acontecimientos. Por ejemplo, cuando se le hace una pregunta, responde incluso antes de que la persona haya terminado de hablar.
  • Presenta dificultades para escuchar a los demás y esperar su turno, tanto en un juego como a la hora de hacer una fila.

Para comprender un poco más este trastorno es importante introducirse en el tema y saber que el niño es así, no porque quiere o porque es caprichoso sino más bien por una condición fisiológica que se da en su composición cerebral, pues es el resultado de un “cableado” del cerebro que trabaja de manera un poco más lenta de lo habitual.

Una buena manera de detectar este trastorno es observar a su hijo y tomar notas. Tener estas notas le ayudará cuando tenga que hablar con los profesionales acerca de sus preocupaciones, y le ayudará a obtener respuestas más rápido.

No dudes en consultar con un profesional especializado en el tema y hablar con su maestro de colegio para, así, en conjunto, poder ayudar al niño a que tenga un crecimiento óptimo y en armonía.

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